De niño, Yanpiero Balladores siempre sintió curiosidad por saber cómo funcionaban los artefactos eléctricos. Fue así como terminó con un cementerio de radios en su casa. Los destartalaba para intentar repararlos en su hogar de El Vigía, donde nació y vivió con su madre zuliana y con su papá de Chiguará, estado Mérida.
Dice, sobre sus inicios:
Mi mamá fue obrera del Instituto Nacional de Nutrición alrededor de 20 años. Mi papá fue taxista durante toda su vida. La infancia en El Vigía para esa época fue un poco dura porque era una zona peligrosa para ese entonces. Pero disfruté de una buena infancia con muy buenas amistades que todavía conservo. Una de las cosas que me llevaron a estudiar ciencia fue la influencia de muy buenos profesores que tuve en el bachillerato y mi curiosidad por la ciencia y por descubrir cosas nuevas. Parte de lo que soy se lo debo a mi madre por todo el apoyo que me dio en el transcurso de mi formación en bachillerato y universitaria. El apoyo que me dio para trasladarme a la ciudad de Mérida a estudiar ciencias químicas en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Los Andes.
Hoy Yanpiero Balladores, químico, con sus 45 años (nacido en 1980) se siente muy agradado con la investigación que desarrolla para crear en Venezuela baterías con agua salada y litio reciclado, en el Centro de Física del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC. Y con la creación de biomarcadores como el del cáncer, para hacer diagnósticos a tiempo.
Un químico en un Centro de Física
“¿Qué hace un químico en un Centro de Física?”, se pregunta Yanpiero para enseguida afirmar que esto se lo permite su formación en el postgrado: “Tengo un doctorado en Electroquímica Fundamental y Aplicada. Esta área de la físicoquímica se dedica a ver la transferencia de electrones en un medio, en una celda electroquímica”.
Explica el profesor:
¿Qué sucede cuando yo pongo en contacto un electrodo con una solución o con otro material? La electroquímica es una rama que se puede aplicar a muchos factores de la vida diaria y está involucrada en mucho de lo que hacemos a diario. Por ejemplo, las baterías que utilizamos en los dispositivos electrónicos son baterías de litio, esto es netamente electroquímica. Los dispositivos que usamos en algunos casos para medir concentraciones de glucosas en sangre también son dispositivos electroquímicos.
Agrega que ya tiene varios años trabajando con baterías de ion litio y “en un sinfín de aplicaciones que abarcan la electroquímica en energía, en sensores, en biosensores. De hecho, ahorita tengo un proyecto aprobado por el Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación –Fonacit– que se llama ‘Desarrollo de un Prototipo de Batería de Ion Litio para ser usado en el Sistema Eléctrico Nacional’”.
Con este proyecto, el investigador pretende desarrollar el know-how, el cómo hacerlo en Venezuela. “No hay litio en el país, pero el saber cómo hacerlo es importante para el desarrollo tecnológico”.
Reciclaje del litio
Su investigación apunta hacia futuros desarrollos en el área de reciclaje de estas baterías “con la intención de tomar el litio que hay en las que entran al país y reciclarlo, reacondicionarlo para usarlo en nuevas baterías. Estamos involucrados en baterías no recargables de aluminio-aire, en especial aluminio porque en el país tenemos mucho aluminio. Y el otro electrodo que se utiliza es carbón al que podemos tener acceso a través de la biomasa que se produce en algunos procesos de empresas que producen azúcar”.
Me aprobaron un proyecto que se llama Desarrollo de Lámparas Agua Salada para Comunidades Rurales. Básicamente, estas lámparas lo que contienen es un electrodo de aluminio y un electrodo de carbón.
El equipo de investigación comandado por Balladores se propone producir una batería que pueda ser utilizada en comunidades remotas y en emergencias. “Este electrodo de aluminio se va oxidando, se va desgastando produciendo electrones que son los que me van a permitir producir más o menos un voltio por cada celda. Luego utilizamos un dispositivo electrónico que aumenta ese voltaje y esto me va a permitir encender un conjunto de LED y tener un puerto USB para una carga lenta de algunos dispositivos”.
–¿Cómo surgió a la idea de la lámpara para el campo?
–Eso surgió de una consulta que nos hicieron el Director y el Subdirector del Instituto (IVIC). Ellos vieron un video donde hacían este tipo de lámparas y nos consultaron a ver si las podíamos hacer. Nos abocamos a investigar qué había detrás de todo esto y decidimos meternos en el proyecto para producir estas lámparas. Nuestro sistema eléctrico nacional de alguna manera está sobrecargado y sabemos que a algunas comunidades no les llega el tendido eléctrico. Decidimos meternos en este proyecto dirigido, esencialmente, a las comunidades rurales, por ejemplo, en la Alta Guajira o en Amazonas. Y también últimamente hablando con otro investigador del Instituto, nos dimos cuenta de que también podemos aplicarlo a los pescadores que salen a alta mar de madrugada.
Dice que “la batería está compuesta básicamente de un componente electrónico que aumenta el voltaje, pero lo que produce la energía es un electrodo de aluminio y un electrodo de carbón que están inmersos en agua salada con una concentración de 3% más o menos de sal, que es la concentración de sal en el mar”.
Yanpiero se siente satisfecho de su trabajo en laboratorio porque están haciendo, desde la investigación, aportes al desarrollo tecnológico del país y valora que esas ideas están siendo escuchadas desde las altas esferas del Gobierno.
Indica que uno de los momentos más difíciles de su carrera como científico del Ivic ha sido enfrentarse a la crisis económica producto de las medidas coercitivas unilaterales y hacer investigación en medio de la pandemia mundial.
Poco a poco estamos generando conocimiento tanto a nivel de pregrado y de posgrado. En estos momentos estoy dirigiendo tres tesis de pregrado de estudiantes de la ULA, de la Facultad de Ciencias, de la carrera de Física, y tengo dos estudiantes que están ingresando al doctorado para trabajar otro tema muy importante a nivel mundial, que es la producción de hidrógeno verde.
–¿En qué consiste ese recurso verde?
–Básicamente, son dos proyectos que estamos sometiendo a consideración, uno es usando materiales tipo perovskita para producir hidrógeno verde a partir de la luz solar. La perovskita es una familia de minerales que se está investigando para ser usado en celdas solares. Esto quiere decir que vamos a aprovechar la luz del sol para irradiar un electrodo que tiene estos materiales de perosquita y él va a generar la ruptura de la molécula del agua y producir hidrógeno verde, eso, por un lado. Y el otro proyecto, involucra unos materiales que se llaman MOF. Estos materiales tienen la capacidad, dependiendo del centro metálico o del metal que se utilice, de producir hidrógeno verde, evolución de hidrógeno o evolución de oxígeno. Las estructuras metalorgánicas (MOF) se descubrieron en 1965 como material de desecho de otros procesos químicos. A finales de la década de 1990, se descubrió la primera MOF permanentemente porosa y se acuñó el término «estructura metalorgánica». Hasta la fecha, se han creado más de 90.000 MOF, atraídos por sus interesantes propiedades químicas y estructurales.
–¿En qué área va a impartir clases en la UNC y cuáles son las expectativas que usted tiene aquí en la universidad con los muchachos?
–Mi principal área de especialización es la electroquímica, voy a estar en el área de las materias de Química, Química 1, Química 2, apoyando también en algunas materias de especialización en el área nano, en el área electroquímica. La expectativa es que necesitamos generar masa crítica que nos va a permitir el desarrollo tecnológico del país.
Manifiesta su satisfacción por participar en este tipo de proyectos, “porque nos va a permitir orientar a los muchachos hacia lo que necesitamos, sin duda alguna hay muchas cosas hechas a nivel mundial, pero necesitamos hacerlas aquí y teniendo masa crítica en la ciencia venezolana y profesionales de altura, profesionales con capacidades muy altas podemos desarrollar la anhelada independencia tecnológica del país”.
Prensa La Inventandera
