La responsable del diseño curricular de la UNC hace un buen resumen de lo que debería ser un graduado modelo de la naciente universidad. Pero antes echa un vistazo al contexto y trayectoria que dieron origen a su encuentro con estas posibilidades: cuestión de método y rigurosidad.
La profesora Denys Luz Molina Contreras (con un doctorado en Diseño Curricular por la Universidad de Valladolid y posdoctorado en la Universidad del Zulia) es la confirmación de una sospecha que nos ha abordado después de más de 20 entrevistas a profesores y profesoras de la Universidad Nacional de las Ciencias: en la UNC se ha seleccionado al equipo docente de acuerdo con su trayectoria pero también por su origen y motivaciones primordiales. Ella fue, antes que muchas otras cosas, docente de escuela primaria en zona rural. Este detalle revela más de lo que pueda decir cualquier récord académico y cualquier cantidad de publicaciones en revistas arbitradas (y Denys Luz tiene unas cuantas).
Molina es Coordinadora Académica de Jefatura de Carreras, y responsable del diseño curricular de la nueva universidad, y además directora de Planificación para la Aplicación del Conocimiento Científico en el IVIC. Antes de ponerse densa, metódica y estricta, como tiene que serlo alguien que ostenta cargos de nombres tan intimidantes y dramáticos, cuenta que estudió en una escuela normal, la J.A. Román Valecillos, cuna y cantera de docentes del Táchira (ella nació en Pregonero), y que a los 19 años de edad ya sabía lo que era lidiar con 40 muchachos de primaria en un aula de clases:
“Allí aprendí lo que significa el acompañamiento a niñas y niños: a orientarlos, a comprenderlos, a atender sus necesidades, pero sobre todo, algo que siempre me ha parecido complejo y delicado, a seleccionar aquellas estrategias, métodos, técnicas y recursos que me permitieran mantener la orientación y el interés de los niños. Le confieso que al principio fue bastante complejo, pero luego, cuando me ubiqué en el lugar de ellos, empecé a conocer su realidad, a conocer la situación de cada uno desde el punto de vista del hogar, de la familia, de la comunidad. Empecé a construir, y de allí nacen mis ideas y mis líneas de investigación, que está dirigida al currículo, a la innovación curricular, a determinar de qué manera, de qué forma el docente, en cualquier nivel del sistema educativo venezolano, debe ubicarse, en primer lugar, en el sitial de cada uno de nuestros estudiantes para poder atenderlos en la individualidad, pero también en la diversidad”.
Después de esa etapa de maceración vinieron sus estudios de Derecho en la (Universidad Esperimental de los Llanos “Ezequiel Zamora” (UNELLEZ) y de Edudación en la Universidad de los Andes (ULA), en la mención Ciencias Naturales. A sus 26 años de edad concursó para lo que sería su primera experiencia en el área curricular, y el espacio donde asumió el desafío fue la UNELLEZ: “al mes de haber concursado, me asignaron mi primera responsabilidad en el área curricular, algo que la divinidad, la vocación, el interés y el compromiso me llevaron a seguir perfilando mis líneas de investigación en el área curricular. Un mes después asumí la responsabilidad de ser la coordinadora general de currículo en la universidad. ¿Qué implicó? Una revisión exhaustiva de los diseños que en ese momento se estaban administrando. Poder conocer la filosofía, la misión, los principios, los valores, la estructura organizativa de la universidad, pero sobre todo la cultura de la universidad. Y apliqué lo que señalé al principio, la participación del colectivo universitario, la participación y apropiación de todas las experiencias en las diferentes áreas del conocimiento de nuestra universidad, para ir a una fase de resignificación de esos currículos”.
Cuando pronunció la palabra “resignificación” seguramente la profesora notó nuestra cara de espanto, así que se puso didáctica (cosa que sabe hacer muy bien) y bajó el nivel del discurso hasta ponerlo al alcance de nosotros, ciudadanos sin estudios en esa materia, o en ninguna:
“En primer lugar fue preciso ir a la organización del colectivo universitario. En el marco del respeto y de la pluralidad, al organizarnos conformamos comisiones curriculares horarias en las áreas de Ciencias de la Salud, Ciencias de la Educación y Humanidades, Ciencias Sociales, Ciencias Básicas y Aplicadas. En esas comisiones se organizaron por características heterogénea, lo que denominamos interdisciplinariedad y multidisciplinariedad, donde convergen profesionales de las diferentes áreas del conocimiento. Una vez organizado en el interior de cada programa académico, que sería lo equivalente a decanatos, generamos un proceso de problematización, de análisis, de discusión con respecto a la administración del currículo, con respecto a las exigencias, a las demanda, a las potencialidades, a las prioridades en determinadas áreas de desarrollo para el país. Se hizo un análisis crítico, problematizador del referente de país contenido en nuestro Plan de la Patria. Ese referente permitió poder categorizar los elementos referenciales en todas las áreas prioritarias para el país, para promover desde la universidad el proceso de cambio, de transformación, desde la pertinencia social de los currículos”.
En 2005 fue nombrada responsable del Programa Nacional de Formación de Medicina Integral Comunitaria en ocho estados. “Un programa con unas bases sólidas e interesantes, de las cuales pude apropiarme para tener una visión más real de la pertinencia curricular. ¿Por qué? Porque el programa de medicina integral comunitaria conecta a los estudiantes desde el primer momento que ingresan a la universidad, a los espacios de formación, con la realidad, que ellos comienzan a observar, a descubrir, a experimentar, a innovar, a crear, a aplicar y transformar. Era una de las grandes interrogantes que siempre nos hacían: ‘¿y dónde forman ustedes a los médicos? No vemos salones, no vemos estructura’. Nuestra formación tradicional nos permite solamente ver las estructuras físicas para formar y para investigar. Como dice nuestra rectora, doctora Gabriela Jiménez, la ciencia, los procesos científicos ¿dónde los conseguimos? ¿Dónde tienen explicación? En la práctica diaria. Los procesos científicos se generan en la fábrica, en las industrias, en las unidades de producción, en los centros de investigación, en los laboratorios, en todos los actos de la vida diaria”.
Antes de mirar al futuro
Con todo ese equipaje a cuestas llega la profesora Denys Luz al momento y situación estelares, la creación de la universidad que honra el legado y la figura de Humberto Fernández-Morán. Quisimos sacarle una respuesta corta y directa a la pregunta: “¿Cómo ve o cómo supone, o cómo sueña o cómo quisiera que fuera el profesional de la primera cohorte de la UNC, dentro de 5 años? Pero no es posible obtener preguntas directas de una profesional acostumbrada a pasearse primero por todos los porqué, los desde cuándo, los con quién:
“Previo a eso, con estos elementos y considerando las orientaciones presentadas por la doctora Gabriela Jiménez, nuestra rectora, al orientar la formación en todos los espacios y considerando los lineamientos del Ministerio de Ciencia y Tecnología de nuestro país, revisando y reflexionando todos los elementos de políticos orientadores, pasamos a construir el modelo curricular de la Universidad de la Ciencia bajo la responsabilidad de la rectora y desde la orientación del doctor Alberto Quintero, director del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, conjuntamente con la coordinación o dirección de estudios avanzados. Nos dieron esta tarea, y asumiendo los principios anteriores nos organizamos en un comité curricular e integramos esa visión multidisciplinaria e interdisciplinaria. Los investigadores, los científicos, en todas las áreas de conocimiento, llegamos a configurar con el aporte de estos especialistas en cada una de las 16 carreras, las mallas curriculares, pero también llegamos a definir el referente político y teórico que llevaron al diseño de estas 16 carreras, e incorporando tres bases esenciales en ese modelo curricular: una dimensión científica, que es el dominio de la disciplina en cada una de las 16 carreras; una dimensión técnica, que implica cuidar minuciosamente la aplicación de los conocimientos, que es el procedimiento, lo procedimental; y una dimensión actitudinal, que es cuidar minuciosamente la formación en valores y promover e integrar en todos los actos de la vida diaria, en la dinámica universitaria, los principios bajo el cual fue creada la universidad, principios de inclusión, de atención a la diversidad, de corresponsabilidad, de respeto, principios éticos, ética para la vida, y sobre todo un enfoque esencial que permea todos nuestros actos, que permea el currículo y las estrategias que se promueven, que es la Ciencia Abierta”.
Y ahora sí, la respuesta puntual:
“Visualizamos, para dentro de cinco años, unos egresados que se han apropiado de las herramientas básicas para poder demostrar de manera científica, técnica y humana los procesos de cambio y transformación que reclama el país en áreas prioritarias, en salud, en el área de ingeniería, de aseguramiento agroalimentario, desde la aplicación de los conocimientos de nuestros estudiantes. Pero sobre todo esa aplicación permeada por actos fundamentados en una ética científica. Vemos nuestros jóvenes, nuestros semilleros, la base esencial para dar cumplimiento a nuestra misión y visión que es la formación y el resguardo de la reserva científica generacional. Vemos un país en transformación en las áreas prioritarias, vemos cómo nuestros jóvenes están dando respuesta a lo que representan hoy día las Siete Transformaciones, los cinco grandes vértices de la Gran Misión Ciencia, Tecnología e Innovación. Vemos la incursión de nuestros jóvenes en empresas, en industria, en unidades de producción, en centros de investigación, en laboratorios, en todos los espacios. Entonces la universidad, la UNC, no solamente va a cuidar la formación del científico y el técnico, sino también esa formación humana que es vital en toda persona. Porque si no valoramos ese quehacer desde nuestra familia, nuestros orígenes, si los desconocemos, sería más difícil transitar por el camino de lo que es la investigación”.
Prensa La Inventandera