Licenciatura en Oceanografía: Otra buena noticia para una universidad cuyo reto es aplicar los conocimientos impartidos y compartidos al crecimiento integral del país. Guillermo Centeno, químico experto en calidad del agua, estará al frente de esta cátedra.
Existen la Universidad Marítima del Caribe, en la que se imparten clases de oceanografía; y el Instituto Oceanográfico de Venezuela, que se dedica a realizar investigaciones ligadas a la Biología Marina y Biología Pesquera. Y está ahora la Universidad Nacional de las Ciencias «Dr. Humberto Fernández-Morán», que le dará a esta disciplina estatura de pregrado universitario. Al frente de esta área se encuentra afinando las estrategias el químico Guillermo José Centeno Bordones. Este profesional ya había sido entrevistado en esta revista, a propósito de un proyecto de reciclaje de aguas contaminadas de manera extrema.
Como nunca antes, debido al drástico cambio que sufre el planeta por la contaminación humana y la noción capitalista de “progreso”, la Universidad Nacional de las Ciencias se consolidará como el centro de formación de los nuevos científicos e investigadores, que orientarán sus estudios e investigaciones al ejercicio de una ciencia para la vida.
La licenciatura en Oceanografía se divide en cuatro (4) partes esenciales: la primera se enfoca en la Paleontología, la Geología y la formación de rocas submarinas; la segunda se refiere a la Química Marina; la tercera a la Física y su influencia en los océanos; la cuarta estudia la Biología Marina con su diversidad. Todas ellas se analizan desde la correlación que poseen entre sí.
Partiendo de estudios que no serán solo teóricos, sino también prácticos y de campo, estos conocimientos se aplicarán, en principio, en el impulso del desarrollo y mejoramiento de áreas más específicas, como por ejemplo la producción de camarones (rubro venezolano de exportación y consumo interno que parece destinado a desplazar a Ecuador como el número uno de Latinoamérica); también se aplicarán en la industria petrolera, en las industrias que tienen que ver con los puertos nacionales, y no menos importante, o quizás lo principal, en darle un respiro al medio ambiente devolviendo las llamadas “aguas residuales” limpias y descontaminadas.
“Es una carrera que requiere de inclinación real, gusto por las ciencias y las matemáticas”, afirma Centeno, a la vez que asevera que los y las estudiantes que posean estas características con seguridad disfrutarán de sus estudios y de ser parte de una nueva generación de científicos para la vida: “La UNC tendrá un impacto de mucha importancia, porque vendría a nivelarnos con la movida científica y tecnológica latinoamericana, debido a que llevamos algo de retaso en carreras como Nanotecnología, Biotecnología, Robótica y en el desarrollo de inteligencias artificiales”.
Centeno explica que la razón de este rezago es producto de las sanciones y los bloqueos impuestos desde el imperio norteamericano: “Las sanciones han limitado algunas áreas del conocimiento, por lo que la UNC viene a ofrecer soluciones de desarrollo en esas áreas. Apostamos a una universidad seria, sólida, que no sea etérea, sino que dé resultados que permitan impulsar el desarrollo y reducir esas brechas tecnológicas y científicas”.
De Guataparo al doctorado en Química
Guillermo José Centeno Bordones (Valencia, 1979) tiene por padre a un profesor de Historia, Guillermo Centeno Ibarra, y por madre a una peluquera, Fany Bordones. Fue precisamente viendo a su madre mezclar productos para el cabello cuando comenzó a sentir curiosidad por los procesos que hacían reaccionar químicamente cremas y líquidos.
Ya en el liceo, tercer año fue revelador para Centeno. Con el estímulo de sus profesores de Química y Biología hizo un proyecto que tenía que ver con lo que a futuro sería el desarrollo de su carrera científica: analizar la calidad del agua del dique o embalse de Guataparo: “Fue mi primer trabajo científico”, afirma Centeno.
A partir de entonces, y después de un momento muy temprano de indecisión en el que se debatía entre la Filosofía y la Química, toda la carrera de Centeno ha girado en torno a investigaciones sobre el agua y sus componentes, el agotamiento de la misma, su composición, tratamiento y otros aspectos orientados a la conservación y calidad del líquido: “Desde el bachillerato he ido trabajando in crescendo en el nivel de dificultad con los procesos de investigación del agua”.
Ya convencido y apasionado por la química, revisando el periódico encontró un anuncio del Instituto Universitario de Tecnología de Valencia (IUTVAL), así que decidió estudiar allí y obtuvo el título de Técnico Superior Universitario en Química. Posteriormente ingresó a la Universidad de Carabobo (UC), en la que obtuvo el título de Licenciado en Química; después, y con un cambio de ambiente bastante marcado, se fue a Maracaibo y estudió en la Universidad “Rafael Belloso Chacín” (URBE), en la que obtuvo el título de postgrado en Investigación y Desarrollo. Finalmente, de vuelta a Carabobo, ingresa de nuevo a la UC, y obtiene el doctorado en Química Tecnológica.
El trabajo de Guillermo Centeno ha dado frutos concretos, entre ellos el mencionado al principio de estas líneas («Reciclaje extremo: cómo amansar tóxicos duros», artículo recomendado para entender mejor hacia dónde se dirige esta nueva carrera). Este científico siempre ha orientado sus investigaciones al tema del mejoramiento de las aguas a partir de su análisis y cuál es la manera de tratarlas según sus niveles de contaminación.
Sin habérselo propuesto, esta vez le toca el reto no solo de estar al frente de un proyecto de enseñanza innovador en todos los sentidos, sino que impartirá su conocimiento tal como lo ha venido haciendo: “La educación ambiental para las comunidades es vital. Existen programas con estudiantes desde primaria hasta bachillerato, en los que se llevan los niños, niñas y adolescentes al mar, y se les enseña la importancia de mantener limpias las aguas”, afirma. Él ha participado en ese proyecto porque cree firmemente en la educación como la única manera de revertir, en cierta medida, el daño ecológico que hace estragos en el planeta.
Como la mayoría de los y las profesoras de la UNC, también ha desarrollado trabajos de investigación en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), también en el área de descontaminación acuífera. Toda la experiencia de Centeno en el tema a lo largo de su carrera científica lo llevó a consolidar, junto a un equipo altamente preparado, el Programa Nacional de Formación (PNF) para la carrera de Licenciatura en Oceanografía, de la que esperamos un batallón de investigadores que llevarán adelante los cambios ambientales positivos y de desarrollo sustentable que requiere el país.
Prensa La Inventadera

