Nacido en la ciudad con la Plaza Bolívar más grande del país (hay más de mil) el camino seguido por Jorge Troconis hasta hacerse investigador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), titularse como doctor en Física y ser profesor de la Universidad Nacional de las Ciencias “Dr. Humberto Fernández-Morán” (UNC), podría ilustrase con la alegoría de una luz estelar viajando hasta el presente.
Desde niño este maracayero se interesó por la ciencia, aunque en su familia solo un tío se había dedicado a la química. Su madre trabajaba en los tribunales, pero él creció preguntándose cómo se forman los planetas, de dónde venimos, cómo ocurrió el proceso de evolución. En la Prueba de Actitud Académica, sin dudar, eligió como primera opción estudiar física en la Universidad Central de Venezuela y como segunda, física en la Universidad de los Andes (ULA). En la última resultó aceptado y la alegría vino acompañada con el planteamiento de un problema.
“Cuando salieron los resultados me dijeron que quedé en la ULA, pero que tenía que ir a Mérida a presentar la prueba psicológica. Yo vivía en Maracay. Mi mamá no tenía para pagar el traslado para allá, ni una residencia, ni nada. Entonces quedé más o menos en el aire”.
Afortunadamente, su profesor de Física del liceo le habló de la convocatoria a una nueva Facultad de Ciencias en la Universidad de Carabobo (UC). Estaban en la fase de selección de candidatos para la escuela de Física y fue aceptado. Tenía diecisiete años. Debió inscribirse con un permiso especial de su progenitora, una guerrera aragüeña que lo ha apoyado desde su infancia en todos sus proyectos con amor de madre. Igual lo ha hecho con su hermano menor. Como la luz de las estrellas ante el espectrograma, Jorge Troconis muestra con orgullo su origen humilde y deja entrever en la entrevista de qué elementos está formado.
Huella digital estelar
El trabajo de pregrado de Jorge fue con “simulaciones computarizadas de dinámica molecular” (DM). “Mi tesis tenía que ver con la dispersión de partículas con centros ordenados y desordenados. Era una simulación muy simple donde podía ver cómo una partícula lanzada a un sistema llegaba y quedaba atrapada, como rebotando en la superficie”. Licenciado en Física por la UC se vino a estudiar al IVIC donde cursó una Maestría en Física Fundamental orientando su trabajo hacia la astrofísica. La explicación de su tesis puede resulta asombrosa. Examinar los espectros de la luz estelar captada por el telescopio, permitió a Jorge calcular el hierro presente en la composición de una estrella.
–¿Acaso puede saberse de qué elementos está formada una estrella por el estudio de su luz?
–La intensidad de la luz es como una huella digital. Realmente uno lo que mide es la longitud de onda de la luz. Mi modelo era un modelo teórico que calculaba los niveles de energía y la probabilidad de transición para el hierro. Si vemos los átomos como si fueran una escalera donde la parte más baja sería el núcleo y cada escalón un nivel de energía, la probabilidad de que un electrón salte de un escalón a otro es lo que uno mide en cuántica. Cuando un electrón va de un nivel más alto a un nivel más bajo desprende un fotón, un rayo de energía, y el hierro tiene un comportamiento particular en ese salto. Uno intenta establecer esos saltos de energía y ver exactamente, cuál es la probabilidad de que ocurran”.
A simple vista este saber estelar pareciera tener pocas aplicaciones terrestres, pero no es así. Las espectrometrías de la luz, aparte de resultar efectivas para entender la composición química de una estrella, sirven para entender la composición química y la mecánica de cualquier fenómeno. Por ejemplo, los procesos de contaminación o la creación de nuevos materiales.
Culminada su maestría, Jorge Troconis quiso continuar su doctorado con estudios de Astrofísica, pero su tutor, el Dr. Leonardo Di Girolamo Sigalotti, en ese momento investigaba sobre procesos de formación estelar y lo puso a resolver ecuaciones de mecánica de fluidos.
“Estábamos en 2012. Se estaba levantando el Laboratorio de Física de Fluidos y Plasmas y el doctor Sigalotti me dice: ‘Bueno, vamos a comenzar con esto’. Era un código donde se simulaban las ecuaciones de mecánica de fluidos para la evaporación de gotas. ‘Si aprendes estas ecuaciones vas a poder hacer lo mismo con la formación estelar, porque son las mismas ecuaciones, solo que hay que cambiar algunos parámetros’, me dijo. Al final tengo más de diez años trabajando con esas goticas y he dejado un poco de lado la Astrofísica”.
–¿Cuál es tu proyecto de investigación actual?
–Estoy trabajando en lo que es la parte de cambio de fase, esencialmente, lo que es descomposición espinodal: cómo es el proceso de cambio de fase de un líquido a gas. Siempre nos enseñan desde el colegio que existen tres fases; sólido, líquido y gaseoso, pero el detalle para pasar de un estado a otro no está tan claro. En mis últimos trabajos he estado viendo cómo la interfaz que se construye entre la fase líquida y la fase gaseosa sirve como una barrera…
–¿Qué problema concreto puede resolver este estudio?
–Está involucrado con casi cualquier sistema. Por ejemplo, cuando uno construye un semiconductor o algún nuevo material, este puede estar en una fase de interfaz. El material tiene una parte líquida y una parte gaseosa, pero hay como una zona que no es ni líquida ni gaseosa, sino una unión entre las dos, como una frontera. Entonces, esa frontera justamente es la que limita el paso de la parte líquida a la gaseosa y viceversa.
–¿Si conoces esa frontera puedes calcular mejor la eficiencia de un sistema?
–Podrías, por ejemplo, mejorar la eficiencia de los motores. Recuerda que un motor consiste en la inyección de un combustible con oxígeno y tienes una chispa que hace que el oxígeno con el combustible se queme. Eso es justamente lo que produce la combustión y hace el movimiento de los pistones dentro de cualquier vehículo. Si conoces la interfaz podrías optimizar el proceso de la quema de combustible. O podrías optimizar el paso de las gotas de la tinta al papel en las nuevas impresoras. Conocer el proceso espinodal tiene infinidad de aplicaciones.
–¿Cuál es el objetivo final de tu investigación?
–Yo quiero construir un modelo que me permita definir de manera muy precisa, cómo ocurre esa separación de fase y esa transferencia de masa y de calor. Si logro establecer esos límites, podría decirle a cualquier persona que fabrica un sistema, mira, estas son las mejores condiciones para que tu sistema sea optimizado.
–¿Cómo llegaste a trabajar en la UNC?
–Estaba recién llegado al país, porque estaba en México terminando mis estudios doctorales, pero yo fui trabajador del IVIC desde 2012 hasta 2021. Cuando llego están muchos de mis compañeros acá trabajando, entonces me ofrecen la oportunidad. Y bueno, a mí siempre me ha gustado mucho dar clases. Por ahora estoy dando Matemática en el curso de iniciación. Posteriormente, cuando se abran las carreras espero poder dar la materias de Física, Física estadística, Termodinámica, Mecánica de fluidos, que esencialmente son las áreas mías. Por ahora está planteada la carrera de Física, de Física nuclear, más todas las ingenierías que en su mayoría ven Física.
–¿Por qué la UNC es o puede ser distinta a las demás universidades que ofertan carreras similares?
–Una de las cosas que me di cuenta es que las carreras se pensaron con base en las necesidades que que se tienen en el país. Y desde mi punto de vista, creo que una de las mayores fortalezas que tiene la UNC es estar dentro del IVIC. Que la universidad cuente con los profesionales del IVIC es un beneficio enorme, porque esta es una institución, un centro de investigación que ya está formado, que tiene mucha historia, que tiene un personal muy calificado y justamente de aquí están surgiendo los profesores y profesoras que van a dar clase en las carreras. Me parece que esto es un punto de partida muy alto.
Prensa La Inventadera


