Un profesional de la microbiología que trabaja con arbovirus es una especie de guerrero o guerrera en pie de lucha. Quienes combaten para controlar estos y otros organismos amenazantes constituyen una especie de legión heroica dispuesta a garantizar la supervivencia de la especie. José Luis Zambrano, nacido en Maracaibo, se presenta a sí mismo, enumera los pasos dados con disciplina y pasion hasta alcanzar sus actuales competencias: “Estudié Biología en la Universidad de Zulia (LUZ) en la Facultad Experimental de Ciencia. En esa misma facultad hice una maestría en Microbiología. Después me dirigí al IVIC a realizar mi Doctorado. Allí inicié mi carrera de investigador posdoctoral en el Centro de Microbiología y Biología Celular. Después hice un segundo post-doc en la Universidad Estatal de Montana, en Estados Unidos. Luego regresé y me reincorporé al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) como investigador”.
Cómo nace el deseo o se descubre la vocación científica en un ser humano responde a múltiples factores. Un denominador común podría ser el gusto por las ciencias desde la infancia, pero son muchas las variables: tiempo, espacio, clima, entorno familiar, género, alimentación, juguetes disponibles, factores hereditarios, acceso a la educación y servicios de salud…
“Mi mamá era maestra normalista, ella tenía juguetes didácticos que compraba para usarlos con sus estudiantes, pero ella se los llevaba a la casa. Recuerdo que tenía dos sets; uno de química y uno de biología. Había un microscopio chiquito con unas láminas y uno podía ver con él cosas muy básicas. También me gustaba jugar con el set químico, ver las reacciones que te generaban colores, cómo algo echaba espuma, explotaba, yo jugaba mucho con eso de niño”.
En el caso de José Luis Zambrano a esta situación propia de su entorno familiar vendría a sumarse el acceso a una universidad pública de calidad (LUZ), luego de haber tenido un excelente profesor de biología en el liceo “Rómulo Gallegos” de Maracaibo: “Él era muy didáctico. Hablaba de situaciones cotidianas. En principio me gustaba mucho el área de botánica, pero cuando vi la asignatura microbiología me decanté hacia esa área”.
Luego explica didácticamente: «la microbiología es el estudio de los patógenos de los microorganismos infecciosos: virus, bacterias, parásitos, hongos”, y describe el área de su especialidad: “Yo me especialicé en virología. Trabajo con arbovirus. Es decir, con estos virus que forman este grupo que son dengue, zika, chikungunya, oropouche, fiebre amarilla. Pero la microbiología es una área multidisciplinaria, donde estamos en interacción con áreas como la química, la bioquímica, la inmunología, etcétera. Como trabajamos con patógenos, que son sistemas biológicos, trabajamos con otros tipos de investigación que nos ayuden a entender estos microorganismos bastante complejos”.
–¿Qué proyecto de investigación lleva o coordina actualmente?
–En el laboratorio del Centro de Microbiología y Virología Celular del IVIC trabajamos para tratar de entender los mecanismos de patogénesis de los arbovirus. Hacemos diagnósticos de los diferentes arbovirus en Venezuela y actualmente estamos dedicados al estudio de los mecanismos de patogénesis del virus dengue y de oropouche.
–¿En qué consisten estos trabajos, cómo se estudia un virus?
–Estudiamos la respuesta innata celular, cuando la célula se enfrenta a un virus. Evaluamos las rutas celulares que se activan cuando el virus infecta una célula, cómo la célula responde a la infección, cómo el virus interactúa con rutas metabólicas; cómo estas rutas metabólicas buscan bloquear al virus y cómo el virus trata o puede modular una respuesta celular, que son los mecanismos propios de patogénesis del virus. Estudiamos la evolución de estos virus a través de su secuencia genómica y con estas secuencias, que tienen un marco de lectura que codifica para proteínas estructurales o no estructurales del virus, podemos modelarlas utilizando herramientas bioinformáticas para ver la estructura de estas proteínas. Luego hacemos acopiamientos moleculares con drogas, donde podemos ver cómo interactúan (los virus) con estas drogas, si funcionan o no funcionan, y cómo en colaboración con la química computacional podemos mejorar.
–¿Cómo pueden vincularse la ciencia y la microbiología con la soberanía nacional?
–Cuando trabajamos en investigación el objetivo es no solamente entender un proceso biológico, un proceso químico o una propiedad física de un compuesto, es tratar de lograr acercarnos a esa independencia deseada de tener nuestras propias capacidades que puedan sustentar nuestras necesidades.
–¿Qué debería considerar el proyecto de unprofesional o una profesional egresada de la UNC?
–La universidad tiene una Dirección de Investigación y una Coordinación de Proyectos, en la que trabajo, y además hay una Coordinación de Publicaciones y una de Socialización de cada investigación. Nosotros vamos de alguna manera a coordinar o supervisar los proyectos de investigación de los estudiantes a través de sus trabajos especiales de grado. Un proyecto bueno, se espera que dé una respuesta directa o indirecta a algún problema científico, pero sin olvidar su relación con problemas reales que tenga la sociedad.
–No todo conocimiento es aplicable a corto plazo
En los procesos de investigación, señala el profesor Zambrano, el conocimiento marcha poco a poco y se va acumulando hasta ser suficiente para entender un problema y poder resolver u ofrecer una solución o una respuesta a una necesidad concreta o específica. “Te lo digo desde mi punto de vista como virólogo: conseguir entender la patología de un virus permite diseñar una droga o una vacuna que sea efectiva. Pero para lograr esa droga o la vacuna, hay que entender al virus, hay que entender a la célula, al organismo, cómo interactúa entre el patógeno y el sistema inmunitario, y de ahí entonces podemos diseñar algo realmente efectivo. Eso lleva tiempo”.
–¿Cuál ha sido su participación en el diseño del plan de estudios de la UNC?
–Nosotros trabajamos en el diseño de de la malla curricular de la carrera de Biología y Química computacional. Con esta carrera queremos formar a profesionales que tengan el conocimiento biológico y químico para estudiar sistemas complejos biológicos, desde el nivel molecular hasta un ecosistema, y la capacidad de evaluar también a nivel atómico, interacciones de compuestos, estudiar las reacciones químicas que nos lleven a diseñar o rediseñar fármacos. Que nos permita también estudiar la filogenia, la evolución de los organismos vivos. Queremos que estos profesionales sepan simular y modelar, utilizando bases de datos, procesos biológicos y químicos muy complejos, desde el campo computacional.
–¿En qué se diferencia o espera diferenciarse la UNC de otras universidades nacionales que ofertan carreras similares?
–El concepto de la Universidad Nacional de las Ciencias son carreras nuevas, carreras que se necesitan para cubrir algunas necesidades nacionales en temas específicos que se han priorizado. Me parece una una idea muy novedosa la manera de entender carreras como Ciencias Moleculares, la propia Biología y Química Computacional, Inteligencia Artificial.
“Durante la pandemia, cuando empezamos a trabajar en el IVIC, junto con otras instituciones, nos dimos cuenta de que no estábamos preparados para el procesamiento de datos masivos y tuvimos que formarnos en el momento, durante la misma pandemia. Nos dimos cuenta que en el país hay un déficit o no existían bioinformáticos preparados para este tipo de situaciones, capacitados para utilizar estas bases de datos y poder, por ejemplo, ensamblar el genoma del virus. También nos dimos cuenta de que nos costaba entendernos o nos costaba la traducción entre biólogos y químicos. Y ahí vimos que sería interesante o importante, o vital, tener un profesional que entendiera ambos mundos, ambas ciencias, tanto la Biología como la Química, y también la Computación”.
Prensa La Inventadera



