El cáncer de mama se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de salud pública en el mundo. Su incidencia y mortalidad siguen en aumento y Venezuela no escapa a esa realidad. Según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se registran más de dos millones de nuevos diagnósticos a nivel global. En nuestro país, continúa siendo la primera causa de muerte oncológica en mujeres, con una tendencia ascendente que demanda acciones coordinadas entre la investigación científica, la medicina y la educación universitaria.
Este contexto demuestra la importancia que adquiere articular investigación avanzada, innovación tecnológica y formación académica comprometida. Instituciones como el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán (UNC), vinculadas con la ciencia aplicada al servicio de la salud pública, pueden jugar un papel decisivo en el diagnóstico, tratamiento y prevención del cáncer de mama.
Una enfermedad de origen complejo
El cáncer de mama es una enfermedad multifactorial que se origina cuando las células del epitelio glandular comienzan a multiplicarse de manera descontrolada, sin respetar los mecanismos naturales de renovación del organismo. En la mayoría de los casos, el proceso inicia en el revestimiento de los conductos mamarios, aunque también puede aparecer en los lóbulos del tejido glandular.
Cuando el crecimiento celular descontrolado avanza, las células malignas adquieren la capacidad de diseminarse a través de la sangre o los vasos linfáticos, adhiriéndose a otros tejidos para formar metástasis. Esta progresión de una lesión localizada, que a menudo es asintomática, da paso a una enfermedad invasiva y, finalmente, metastásica, situación que evidencia la importancia de la detección temprana.
La investigadora Carmen Soteldo, magíster en Física Médica y adscrita al Laboratorio Secundario de Calibración Dosimétrica de la Unidad de Tecnología Nuclear del IVIC, afirma que la precisión tecnológica en los equipos de diagnóstico del cáncer de mama es determinante. Señala que “la calidad de la imagen es la que le permite al médico radiólogo ver y diagnosticar correctamente. Si el equipo no está funcionando dentro de los parámetros establecidos, se pone en riesgo al paciente porque un desajuste puede generar diagnósticos erróneos”.
En el IVIC, Soteldo tiene un rol protagónico en el control de calidad de los equipos de mamografía. Su trabajo consiste en la calibración y supervisión de equipos mamográficos, garantizando que los estudios de mamografía cumplan con las normas internacionales y así permitan diagnósticos precisos y confiables para la detección temprana del cáncer de mama.
La investigadora subraya que el control de calidad en los mamógrafos, tanto digitales como analógicos, es una tarea de enorme trascendencia. “Un equipo bien calibrado garantiza imágenes nítidas y confiables, evita exposiciones innecesarias a la radiación y contribuye a que el diagnóstico se realice en etapas tempranas, cuando las posibilidades de curación son mayores”. Asimismo, considera que “el chequeo médico anual, incluyendo mamografías, debe ser un hábito constante. Detectar cualquier anomalía a tiempo marca la diferencia”.
Diagnóstico y prevención: Dos pilares inseparables
El diagnóstico oportuno del cáncer de mama se apoya en una combinación de métodos clínicos y tecnológicos. En primer lugar, se realiza un examen clínico de los senos y las axilas, acompañado de la revisión de la historia clínica de la paciente. En cuanto a las imágenes diagnósticas, se recurren a diversas técnicas, entre los cuales están la mamografía, ecografía y resonancia magnética, junto con procedimientos especializados como la mesa de estereotaxia, la toma de muestras mediante ROLL y SNOLL, y, en etapas más avanzadas, el uso de PET/CT. También es factible efectuar una biopsia de mama para confirmar la presencia de malignidad o determinar características específicas de la lesión. Complementariamente, se realizan pruebas de química sanguínea, que pueden incluir perfiles metabólicos básicos o completos, para obtener una visión integral del estado de salud de la paciente.
La mamografía sigue siendo la herramienta más eficaz para la detección temprana del cáncer de mama. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda su aplicación a partir de los 40 años, en Venezuela los especialistas la sugieren desde los 35, debido a la aparición de casos en mujeres cada vez más jóvenes.
La prevención, trasciende las consultas médicas. Implica hábitos saludables como mantener un peso corporal adecuado, evitar el consumo de alcohol y tabaco, hacer ejercicio regularmente y procurar una alimentación balanceada. Factores hormonales, genéticos y ambientales influyen, pero la detección temprana y el estilo de vida marcan diferencias significativas en la evolución de la enfermedad.
Venezuela a la vanguardia
En Venezuela se impulsan diversas líneas de investigación orientadas al estudio del cáncer. En el Laboratorio de Fisicoquímica Orgánica del IVIC, se desarrolla una molécula capaz de combinar la acción de la quimioterapia y la radioterapia, una innovación que podría reducir las dosis de radiación y los efectos secundarios en las pacientes.
Por su parte, la Fundación de Estudios Avanzados IDEA trabaja en un kit de diagnóstico rápido y en nuevos protocolos de detección temprana.
Asimismo, se ha fortalecido la infraestructura hospitalaria, adquisición de aceleradores lineales y tomógrafos mediante la cooperación con el organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), así como, la creación del Registro Nacional del Cáncer, pasos concretos hacia una atención más equitativa y eficiente.
Estas y otras iniciativas forman parte de las políticas adelantadas por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro Moros, que reconoce a la ciencia y la tecnología como aliadas estratégicas de la salud pública y el desarrollo del país.
Una lucha que también es esperanza
Hablar de cáncer de mama es hablar de ciencia, pero también de humanidad. Es reconocer el valor de cada investigación, de cada avance tecnológico, de cada profesional que dedica su trabajo a salvar vidas. Es también reconocer el poder de la educación como herramienta preventiva y liberadora. En esa confluencia de saberes, la UNC y el IVIC son dos instituciones que, desde distintos ámbitos, contribuyen a fortalecer la salud pública venezolana con base en la investigación, la formación y la conciencia colectiva.
La UNC participa activamente en el avance de una nueva etapa de la ciencia venezolana. Su oferta académica que incluye programas como Física Nuclear, Biotecnología, Ciencia Molecular, Nanotecnología y Biomateriales está diseñada para formar profesionales capaces de comprender y enfrentar desafíos de salud complejos, entre ellos el cáncer.
Cada una de estas áreas contribuye de manera directa o indirecta al estudio del cáncer de mama. La física nuclear y la dosimetría se relacionan con el uso seguro de la radiación en diagnóstico y tratamiento; la biotecnología y la ciencia molecular aportan herramientas para comprender los mecanismos genéticos y celulares; la nanotecnología y los biomateriales abren caminos en el desarrollo de sistemas de liberación de fármacos y nuevas terapias.
El cáncer de mama sigue siendo un desafío, pero también una oportunidad para demostrar que la ciencia venezolana avanza, por ello la Universidad de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán se une al mes de la concienciación sobre esta enfermedad y, en consonancia, con el legado de su epónimo, promueve carreras que van más allá de la formación profesional al buscar generar conocimiento útil, capaz de transformar realidades y mejorar la calidad de vida de las personas.
Prensa UNC – YA