Por Gabriela Jiménez El secreto del mejor chocolate del mundo no está solo en las maracas de cacao, sino en los microbios que lo fermentan. Un equipo científico de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, acaba de descifrar y reproducir en laboratorio la receta microbiana del sabor del chocolate fino y de aroma. El estudio, publicado en la revista Nature Microbiology, el pasado 18 de agosto de 2025, se realizó en tres fincas del departamento de Santander, Colombia, considerada como la principal zona de producción de cacao de esa nación. El objetivo principal del estudio fue determinar las condiciones de fermentación que requieren los granos de cacao para garantizar un producto de alta calidad al ser procesado en sus diferentes variedades, una de ellas el chocolate. Aunque el chocolate de alta calidad, tiene notas florales y afrutadas únicas, hasta ahora nadie sabía exactamente quién era responsable de esos sabores tan especiales. Al respecto, los investigadores británicos refieren que esto ocurre porque el proceso de fermentación del cacao es muy poco estudiado, al ocurrir dentro de las propias haciendas de cacao; cosa contraria ocurre con procesos industrializados de fermentación como el del queso, el vino y la cerveza. Cómo parte del estudio se dieron a la tarea de aislar nueve especies microbianas claves en la fermentación del cacao, recreando en laboratorio ese perfil sensorial complejo. Es la primera vez que se hace “ingeniería inversa” de un cultivo iniciador para cacao: un consorcio de microbios capaz de generar los sabores y aromas del chocolate premium. ¿El resultado? Un sabor comparable al de los mejores chocolates del mundo. Este hallazgo no es solo académico, ya que permite a los agricultores estandarizar fermentaciones, mejorar la calidad del cacao en origen y abrir la puerta a una industria con más valor añadido. Del laboratorio al campo, los microbios del cacao podrían transformar la industria del chocolate, garantizando sabores excepcionales. Además de brindar la oportunidad de restituir la microbiota y darle mejores condiciones a la salud digestiva de los consumidores.
Rectora Gabriela Jiménez resalta rol del IVIC en la consolidación de la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán
La rectora de la Universidad Nacional de las Ciencias (UNC) Dr. Humberto Fernández-Morán, Gabriela Jiménez Ramírez, sostuvo un encuentro con directores y jefes de centros del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), como parte de la política de articulación académica y científica impulsada desde la nueva casa de estudios. Durante la reunión, realizada en las instalaciones de la UNC, se revisaron detalles sobre el ingreso de los nuevos estudiantes que comenzarán los estudios en octubre, a través del Sistema Nacional de Ingreso (SNI), el cual registró una alta demanda. «Nosotros consideramos que el primer brazo académico tiene que ser los investigadores e investigadoras del IVIC. Esta universidad debe formar parte del ecosistema del instituto y quizás trascender de las universidades clásicas del país, a una universidad de ciencias, realmente, que tiene otras consideraciones para priorizar las carreras de aplicaciones científicas y de desarrollo que no están en el país», expresó. La ministra para Ciencia y Tecnología destacó que el modelo educativo de la UNC plantea un cambio de paradigma, al incorporar tempranamente a los estudiantes en actividades científicas reales. «Nuestro programa de estudios no es de cinco años, es de cuatro años, y a partir del tercer momento pedagógico, es decir, el tercer semestre, ellos tienen que estar ya en actividades didácticas de Ciencia y de Investigación en los centros de investigación. Estamos quizás haciendo un cambio de paradigma, no podemos replicar el monstruo del que fuimos formados y formadas», puntualizó la también vicepresidenta Sectorial de Ciencia, Tecnología, Ecosocialismo y Salud. Durante el encuentro, también se presentaron planes orientados a garantizar una educación científica de calidad, moderna y accesible para todas y todos, así como la incorporación de la juventud a los centros de investigación del IVIC, donde se concentran numerosos proyectos estratégicos de investigación y desarrollo. «La universidad va a metabolizar el IVIC, porque esta universidad tiene actualmente el 2% de la matrícula del Sistema Nacional de Ingreso», señaló. La ministra hizo un llamado a resignificar el papel del IVIC en el contexto educativo y científico del país. «Es muy importante lo que el IVIC significa para Venezuela, y tal vez la mitad de nuestro pueblo no lo sabe. Quizás los niños que vienen de la universidad puedan ser parte de esa gestión, pero es el relevo necesario». Por su parte, en su canal de Telegram, subrayó que esta estructura académica responde a una visión estratégica del Gobierno Bolivariano, alineada con el Plan de las Siete Transformaciones, que prioriza el estudio de la ciencia y la tecnología como motor para apalancar el aparato productivo nacional y atender las necesidades del país. «El estudio de la ciencia y la tecnología en Venezuela, es prioridad para el Gobierno Bolivariano, tal como lo establece el Plan de las Siete Transformaciones, son esenciales para apalancar el aparato productivo nacional y satisfacer las necesidades del país», indicó. De igual forma, manifestó que el presidente Nicolás Maduro se ha enfocado en promover nuevos proyectos de investigación «como parte fundamental de la gestión de gobierno para potenciar el desarrollo, formar a las nuevas generaciones y fortalecer el crecimiento de la patria». Mincyt/Prensa/AE/Fotografías: AA
María Eugenia Pirela: En Nanotecnología es importante el tamaño
María Eugenia Pirela Bracho trabaja con materiales inmensamente pequeños. Ahora tiene la oportunidad de retransmitir sus conocimientos en el ámbito de la nanotecnología al universo de estudiantes de la joven Universidad Nacional de las Ciencias A la doctora se le desborda la zulianidad desde los apellidos. No es más maracucha porque, después de haber construido su personalidad y su juventud en Maracaibo (donde nació en 1971) decidió continuar sus estudios y su ejercicio de la docencia, al despuntar el siglo XXI, en la Universidad de Los Andes (Trujillo y Mérida). Más tarde se trasladó a Caracas a meterse de lleno en el tótem de la investigación científica en Venezuela (el IVIC). Allí labora en el Centro de Ingeniería de Materiales y Nanotecnología. Y ahora está lista para volcar toda esa experiencia en la naciente universidad que honra la memoria y el legado de Humberto Fernández-Morán, otro zuliano entregado a las ciencias. Aparte de la fascinación temprana por las materias científicas fundamentales ha sido docente, a causa de la pasión de su madre por su oficio: “Mi mamá era maestra y me daba clase los sábados y los domingos, hacía escuelita con sus hijos y nos colocaba tareas. Antes de salir a jugar con mis primos, mi hermano le decía a mi mamá: “yo quiero mi caligrafía, yo quiero que me coloques mis sumas y mis restas”. Yo también, antes de salir a jugar con el grupo familiar yo hacía primero mis tareas. Mi carrera profesional en la universidad también fue fabulosa, todos mis profesores de la universidad cultivaron con pasión esas inquietudes de saber cómo, cuándo, dónde y en qué momento, a toditos y cada uno los recuerdo con mucho agradecimiento. Yo soy físico y estudié Física por intuición, desde el bachillerato fui buena en las tres marías y decidí estudiar matemática. Pero cuando entré a la carrera de matemática y vi álgebra supe que esa no era para mí. Luego comparé los pensum de todas las carreras y cuando leí los nombres de las materias que tenía en la carrera de Física quedé fascinada: Física Cuántica, Física Estadística, Electrónica, Electromagnetismo, Métodos Matemáticos, cada vez que leía los nombres de las materias me iba enamorando de eso, yo quería saber qué decía allí, qué iba a aprender allí”. –Hablando de nombres fascinantes. Quiero leerle el título de una investigación desarrollada por usted, para que, por favor, nosotros los periodistas, chicheros, madres solteras, taxistas, policías, artistas, obreros, entendamos de qué se trata. El título es este: “Síntesis de bio nanopartículas de plata para aplicaciones nanobiotecnológicas”. A ver, una forma más o menos potable de que entendamos eso. Pirela habla con las manos. Sabe que el área del conocimiento en la que se ha especializado puede no ser de muy fácil digestión para los no iniciados, así que se apoya para esa tarea con movimientos descriptivos que le vienen muy bien con eso de auspiciar imágenes mentales de lo que está explicando. –En primer lugar hay que entender qué significa el “nano”, ¿cierto? Si uno agarra un milímetro y lo divide en mil partes, cada una de esas partes mide un micrómetro. Un cabello puede medir unos 100 micrómetros de grosor. Ahora, si uno toma un micrómetro y lo divide en mil partes iguales, cada una de esas partes mide un nanómetro. Bueno, en los últimos años nos hemos ocupado de diseñar nanopartículas que pueden tener aplicaciones en la agricultura y en la medicina, por ejemplo. –¿Cuánto mide la partícula más pequeña con la que usted ha trabajado? –He tenido nanopartículas de plata de cuatro nanómetros. –¿Cómo se ve o se mide una partícula de ese tamaño? ¿Y por qué es importante que sea de ese tamaño? –Hay muchas técnicas que te pueden determinar las características de las nanopartículas. Una es la absorbción en en el rango infrarrojo, en el rango visible, perdón, una de ellas. Es una curva acampanada que te dice cuánto absorbió, y por el ancho te puede dar el tamaño y la forma. Los científicos hacemos teoría y experimento. En la parte teórica están las curvas también calculadas, y cuando uno hace el match, teoría práctica, nos damos cuenta que para esa para esa campana de Gauss que observamos, los granos son de cuatro nanómetros. Entonces, es una de las maneras de obtener el tamaño. Otra es verlas por microscopia electrónica de transmisión, otras verlas por un buen microscopio electrónico barrido de alta resolución. Hay varias técnicas en las que el científico se puede apoyar. Y es importante el tamaño porque hemos demostrado en los experimentos científicos que los objetos me dan propiedades distintas según su tamaño. Entonces, conociendo las propiedades que me dan los materiales a diferentes escalas de tamaño, entonces yo puedo diseñar en la escala nano para, por ejemplo, hacer apoptosis de las células cancerígenas. Entonces, para cerrar la idea, la nanotecnología es la creación de cosas, de objetos a esos niveles. –¿Puede hablarnos de algunas aplicaciones prácticas de la nanotecnología? ¿De algunos diseños que ya existan y funcionen? –Sí, hay diseños de materiales. Si yo quiero obtener de un material ciertas características, puedo diseñar el material con esas características. Conociendo las propiedades que me dan los materiales a diferentes escalas de tamaño, para, por ejemplo, hacer apoptosis de las células cancerígenas, es decir, que mate la célula. Hay diferentes mecanismos que por el tamaño nano pueden entrar a la célula y alterar el funcionamiento de la célula. Todo eso está en estudio. ¿Cómo hago para dirigir el material sintetizado a donde yo quiera y que no me dañe lo que está alrededor? Eso es tela que hay por cortar, hay demasiada investigación que hacer al respecto, pero se está trabajando en eso. A las nanopartículas se les puede recubrir de moléculas que, por ejemplo, alteren el PH de la célula que se quiere eliminar. Si yo conozco cómo son las moléculas de su superficie, yo puedo diseñar, sintetizar y después aplicar eso directamente. Se busca entonces la forma de que encajen como una llave y una cerradura, y
Trabajo Especial: La Física Nuclear como carrera estratégica para el desarrollo del país
En una etapa decisiva para el avance científico y tecnológico de Venezuela, la Licenciatura en Física Nuclear de la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán (UNC) se consolida como uno de los programas académicos de mayor trascendencia y proyección nacional. Más que una nueva opción formativa, esta carrera se integra al conjunto de programas universitarios de alta calificación diseñados para afrontar los desafíos del siglo XXI, con el fin de garantizar el desarrollo y la soberanía científica y tecnológica que el país requiere. Bajo la visión académica y social que distingue a la UNC, la Física Nuclear trasciende el ámbito formativo para convertirse en un motor de progreso. El plan de estudios de esta licenciatura ha sido concebido con un enfoque integral, que combina fundamentos teóricos rigurosos con aplicaciones prácticas en áreas esenciales para la sociedad. Un plan de estudios orientado al futuro La física nuclear estudia la estructura, propiedades y comportamiento de los núcleos atómicos, así como fenómenos como la desintegración radiactiva, la fusión y la fisión. Sus aplicaciones abarcan la radioterapia y la protección radiológica, el control de calidad industrial, el monitoreo ambiental, la gestión de residuos y la regulación nuclear, entre otras. El programa académico de la UNC comprende ocho semestres y un total de 181 créditos. Abarca áreas fundamentales como mecánica cuántica, electromagnetismo y estructura nuclear, junto a asignaturas aplicadas en medicina, energía y seguridad radiológica. El propósito es formar profesionales con una base científica sólida y capacidad para proyectarse hacia la investigación avanzada. Aunque el énfasis principal de la formación se orienta al área de la salud, el perfil del egresado le permitirá desempeñarse en la industria tecnológica, la docencia universitaria y la investigación experimental. En palabras de la profesora María Eugenia Pirela Bracho, docente de la institución e investigadora del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), “este programa, diseñado con visión de futuro, busca formar a la próxima generación de expertos que el país necesita con urgencia”. Considera que el carácter innovador y transformador de la carrera se refleja, por ejemplo, en áreas como la resonancia magnética nuclear, herramienta esencial para el diagnóstico médico, y la investigación científica. Los egresados estarán preparados para interpretar datos complejos y contribuir en estudios sobre enfermedades como el cáncer, analizando sus procesos moleculares y aportando soluciones que incidan directamente en la calidad de vida de la población. Para la investigadora, el dominio de esta disciplina abre un abanico de aplicaciones prácticas que van desde la obtención de imágenes médicas de alta precisión hasta el impulso de energías limpias y sostenibles. Agrega que “conociendo lo que ocurre en el núcleo de nuestros átomos, podemos transformar esa información en soluciones que impacten la vida cotidiana”. Destaca, que “con avances en estas áreas, Venezuela podrá reducir su dependencia de tecnologías importadas y consolidar su independencia científica. La primera promoción de egresados será la base de una nueva etapa de desarrollo y autosuficiencia tecnológica para el país”. Inversión en el futuro científico La formación de profesionales altamente calificados permitirá aplicar estos conocimientos en beneficio directo de la población, fortalecer la capacidad nacional en el manejo de tecnología estratégica y asegurar la participación activa del país en un campo de relevancia mundial. Los licenciados en Física Nuclear estarán capacitados para desempeñarse en diversos ámbitos como: Al respecto, Pirela señala que la contribución de estos profesionales al desarrollo científico y tecnológico del país será “incalculable”. La Universidad Nacional de las Ciencias no solo formará a una nueva cohorte de científicos, sino que también contribuirá a la revitalización del ecosistema científico nacional. Explica que el licenciado en Física Nuclear no será únicamente un experto técnico, sino un profesional con capacidad para impulsar la reconstrucción del tejido científico e industrial. Su formación lo preparará para el análisis teórico, la generación de soluciones innovadoras y la aplicación de sus conocimientos en áreas como la salud, la seguridad alimentaria y la planificación de un futuro energético sostenible. En este orden de ideas, la rectora de la casa de estudio, Gabriela Jiménez Ramírez, ha destacado que “Venezuela reitera su defensa del derecho inalienable de los países al desarrollo, para fortalecer la plataforma tecnológica y los conocimientos que permitan incluir el uso de la energía nuclear con fines pacíficos”. Asimismo, señala que “el Dr. Humberto Fernández-Morán fue el primer venezolano en plantear para América Latina el uso de la energía nuclear, hoy sus aportes, legado y contribuciones son referentes para el mundo de una Ciencia para la paz y la vida”. Por su parte, el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro Moros, expresó que “en la recién inaugurada Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán, se ha abierto la Licenciatura en Física Nuclear, con el objetivo de formar profesionales capaces de impulsar proyectos innovadores en beneficio de la sociedad y en alianza con países hermanos de la región y del mundo”. De esta manera, la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán reafirma su compromiso con la transformación social, el desarrollo científico, la independencia tecnológica y la construcción de un futuro sostenible. Prensa UNC / YA
Consejo Científico Militar de Venezuela visitó la Universidad Nacional de las Ciencias
Las instalaciones de la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán fueron visitadas por el Consejo Científico Militar de Venezuela, como parte de la agenda de cooperación que tenemos con la formación especializada técnico-científica y los espacios universitarios para la generación de nuevas capacidades. La rectora y ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez, fue la encargada de realizar el recorrido por los diversos espacios de la institución educativa, que cuenta con 16 carreras científicas. “Las aulas de esta universidad forman a los científicos, tecnólogos e innovadores que mañana estarán al frente de los grandes proyectos estratégicos del país”, señaló Jiménez Ramírez en su canal de Telegram. Aseguró la rectora que la Universidad Nacional de las Ciencias es una institución que se convierte en un espacio para el talento militar joven. “Nuestros hombres y mujeres en uniformes, defensores de la soberanía, son protagonistas en el desarrollo científico”. “La defensa de la patria se fundamenta en la innovación y la tecnología propia al servicio del pueblo. Este espacio materializa el sueño de nuestros libertadores de un país soberano, capaz de construir su futuro con conocimiento, ciencia y tecnología”, puntualizó la ministra. Desde el pasado miércoles, el Consejo Científico Militar de Venezuela ha sostenido encuentros en la sede del Centro de Estudios Ambientales del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, para evaluar los proyectos de innovación que desarrolla la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en materia de salud, defensa territorial, producción y demás ámbitos de interés orientados por el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros. El Consejo Científico Militar es una instancia creada por el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, en 2020, para impulsar la independencia tecnológica en el ámbito de la FANB. Su misión es fomentar la investigación para alcanzar la autonomía tecnológica y fortalecer la defensa nacional. Prensa UNC / MG
Rectora Gabriela Jiménez Ramírez: En la UNC estamos comprometidos con la educación pública, gratuita y de calidad
La rectora de la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán, Gabriela Jiménez Ramírez, sostuvo una reunión con el Consejo Directivo para evaluar la agenda y avanzar en la atención de la comunidad estudiantil. A través de su canal de Telegram, la también Ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología indicó que “analizamos detalles del Sistema Nacional de Ingreso (SNI), que este 27 de agosto de 2025 inició el proceso de asignación”. Precisó en su discurso que en la Universidad Nacional de las Ciencias “estamos comprometidos con la educación pública, gratuita y de calidad”. A su vez puntualizó que en cualquier escenario, ante cualquier adversidad, “el Gobierno Bolivariano seguirá trabajando para garantizar el bienestar del pueblo, en este caso, las condiciones óptimas para que nuestros estudiantes se formen de manera integral como los profesionales del futuro”, dijo Jiménez Ramírez. La UNC es una institución destinada a la formación presencial de profesionales capaces de participar en la comunalización de las ciencias orientada a la innovación social y territorial, la gestión de la ciencia, la producción intelectual y material, la gestión social y el fortalecimiento de infraestructuras para la actividad científica. Para conocer más sobre las carreras que ofrece la Universidad Nacional de las Ciencias, te invitamos a leer el siguiente portal: https://unc.edu.ve/index.php/carreras-de-pregrado/. Prensa UNC – MG
Programa Antártico Venezolano impulsa conciencia ambiental a través de la Ruta Oceánica del IVIC
El Programa Antártico Venezolano surgió en 1999, a través de la política visionaria del Comandante Hugo Chávez. Actualmente mantiene un papel clave en la investigación y conservación de los océanos y la Antártida. Este programa está adscrito al Centro de Oceanología y Estudios Antárticos del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y tiene como fin involucrar a toda la población en el cuidado del ambiente marino y la preservación de los ecosistemas del continente blanco. «Trabajamos los océanos y la Antártida, es por ello nuestra motivación, porque esta información de todo lo que nosotros realizamos en nuestro medio ambiente marino costero y todo lo que se hace en la Antártida pueda llegar a toda la población, desde los más pequeños hasta los más adultos», indicó Helga Handt Delgado, investigadora del Laboratorio de Estresores Marinos y coordinadora científica del Programa Antártico Venezolano. La especialista indicó que, posterior a la creación del programa, Venezuela firma el Tratado Atlántico y lo ratificó en el año 2001. Asimismo, en 2014 se suscribió el Protocolo de Madrid, siendo una línea estratégica para cuidar y preservar las costas venezolanas, océanos y la Antártida. Una de las principales actividades que se promueven desde el programa es la Ruta Oceánica y Antártida, diseñada para acercar la ciencia y la exploración a las nuevas generaciones. En esta ruta, los visitantes comienzan su experiencia en la sala de exposiciones, donde se presentan cuentacuentos, entre los que destaca una versión del cuento Un osito polar perdido en la Antártida. «Bien sabemos que en la Antártida no hay osos, pero precisamente es para marcar esas diferencias de por qué no hay osos en la Antártida», indicó la especialista al tiempo que agregó que para los más pequeños también se realizan sesiones de artes. Los más grandes, por su parte, tienen la oportunidad de participar en actividades prácticas en los laboratorios del centro, donde se investigan temas como las técnicas de química marina, la valorización de los recursos marinos, los estresores marinos y el modelado oceánico. «Les vamos explicando y vamos haciendo prácticas, donde los chamos se involucran de las actividades y pueden aprender más de lo que realizamos en el día a día», manifestó. Hasta la fecha, esta ruta ha abordado a más de mil estudiantes que han visitado el centro de investigación, así como también se mantiene un estrecho trabajo de colaboración con diversos países durante las campañas científicas en la Antártida. La doctora Handt resaltó la importancia de la sensibilización temprana y afirmó que esta ruta es esencial para crear conciencia en la población, debido a que con estas actividades, los niños, niñas y jóvenes «se involucran, crean ese sentimiento de pertenencia de lo que tenemos, de qué tan majestuosos y magníficos son nuestros océanos y la Antártida, lo sensibles y vulnerables que son a los efectos del cambio climático». «Esto es como la semilla para que se replique la información de que debemos cuidar y preservar nuestro medio ambiente», puntualizó. Con el Programa Antártico Venezolano y la Ruta Oceánica y Antártida se continúa el compromiso de educar y sensibilizar a la población sobre la importancia de la conservación de los océanos y el impacto de la crisis climática. «Haciendo ciencia, creamos conciencia», concluyó. Para poder participar en estas actividades, las escuelas y liceos pueden contactar, para solicitar visitas, el centro a través de Oficina de Sociabilización del IVIC en su correo electrónico osccivic@gmail.com. Mincyt/Prensa/AE/Fotografías: AA
Trabajo Especial: Doctor Héctor Rafael Rojas: El cartógrafo de la luna
La historia universal de la ciencia no siempre es justa con quienes hacen grandes aportes a la humanidad. En ocasiones, los nombres más decisivos quedan relegados. Tal es el caso del Dr. Héctor Rafael Rojas (1928-1991), un astrofísico venezolano que desempeñó un papel esencial en el Programa Lunar Apolo de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA), contribuyendo con herramientas matemáticas que permitieron al ser humano caminar por primera vez sobre la superficie lunar. Su trayectoria ha estado marcada por luces y sombras: del reconocimiento académico en Europa y Estados Unidos al silenciamiento deliberado durante décadas. Solo recientemente, a partir de investigaciones documentales y a la acción de instituciones venezolanas, su legado comienza a ocupar el lugar que le corresponde en la historia de la ciencia mundial y en la memoria nacional. Héctor Rafael Rojas nació el 10 de junio de 1928 en Maracaibo, estado Zulia, en una familia de clase trabajadora que poco podía imaginar que uno de sus hijos alcanzaría resonancia internacional. La familia se trasladó a Puerto Cabello y posteriormente a Maracay, donde el joven Rojas cursó estudios en el Liceo Agustín Codazzi, graduándose en la primera promoción de bachilleres. Continuó luego su formación en el Liceo Fermín Toro de Caracas, en el área de Física y Matemáticas. Desde joven demostró una brillantez académica fuera de lo común. A los 22 años, en 1950, partió a París con una beca para realizar estudios en la Sorbonne Université y en el Instituto Militar Politécnico de París. Allí se graduó con los más altos honores, obteniendo simultáneamente un doctorado en Física y Matemáticas y un doctorado en Astrofísica, títulos alcanzados con la máxima distinción académica francesa: Mention Très Honorable. Su formación le permitió dominar campos tan diversos como la mecánica celeste, la astrofísica estelar y la espectroscopía, a lo que sumó el aprendizaje de seis idiomas: francés, inglés, español, alemán, italiano y japonés. Falleció el 12 de mayo de 1991 en el estado Carabobo, a los 63 años, y fue sepultado en un cementerio municipal entre Mariara y San Joaquín. Durante décadas no se conocía con certeza dónde reposaban sus restos. Trayectoria internacional,la NASA y el Método Rojas Rojas tuvo una carrera destacada. Entre 1956 y 1958 trabajó en el Observatorio de París-Meudon, donde desarrollo estudios astronómicos sobre las denominadas estrellas azules. Posteriormente se incorporó al Observatorio Astronómico de Saint Maure, y luego a la Institución Carnegie de Washington D.C., donde continuó con investigaciones en espectroscopia estelar. En México, se desempeñó como profesor-investigador en el Instituto Tecnológico de Monterrey, en asociación con el Pan American College de Edinburg, Texas, combinando la docencia con la investigación de frontera en física y astronomía. En 1966, la NASA invitó a Rojas a unirse al Programa Lunar Apolo. Instalado en el Manned Spacecraft Center de Houston (hoy Johnson Space Center), el venezolano desarrolló lo que se considera su contribución más importante: el Método de Extrapolaciones Sucesivas, también conocido como Método Rojas o de Transformaciones Sucesivas Este sistema matemático se basaba en extrapolaciones y proyecciones complejas, apoyadas en un sistema de coordenadas, con el que era posible analizar con extraordinaria exactitud la superficie lunar a partir de imágenes captadas por sondas automáticas. Una técnica matemática de enorme sofisticación que permitió calcular con precisión inédita las trayectorias y coordenadas de alunizaje. Este método consideraba la topografía de la región ecuatorial de la Luna y la influencia de su gravedad sobre el módulo de descenso. Entre 1966 y 1967 produjo al menos tres informes oficiales para la NASA, documentos que permanecieron clasificados durante décadas y que solo en 2019 fueron liberados y publicados en el Servidor de Información Técnica de la agencia espacial. Estos informes detallan la predicción de las áreas más seguras para el descenso tripulado y constituyen evidencia directa del rol central que desempeñó el científico venezolano. El aporte de Rojas no se limitó al cálculo de coordenadas. Su papel fue también pedagógico y estratégico. Entrenó a los astronautas Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins sobre las características topográficas de la superficie lunar y las precauciones que debían tomar durante su exploración. Sus cálculos selenográficos, basados en ocho estudios exhaustivos, identificaron las áreas más estables del Mar de la Tranquilidad, donde finalmente el Apolo 11 alunizó el 20 de julio de 1969. En entrevistas concedidas en Venezuela poco antes de ese histórico momento, Rojas predijo con certeza que en julio de ese año el hombre pisaría la Luna. No se equivocó. Por estas razones, fue apodado “el cartógrafo de la Luna”, título que resume su papel como guía matemático del alunizaje. Sin embargo, el ascenso meteórico de Rojas en la NASA pronto se vio opacado por la política. Se negó a aceptar la nacionalidad estadounidense, decisión que incomodó a las autoridades. Rechazó también ofertas económicas para mantener en secreto sus descubrimientos, convencido de que la ciencia debía compartirse y democratizarse, no ser patrimonio de élites o de gobiernos. Como consecuencia de su posición, su nombre fue eliminado de los registros oficiales de la NASA, y muchos de sus documentos, desaparecieron en Venezuela durante los primeros años de la década de 1970. El científico que había guiado a la humanidad hasta la Luna caía en un olvido forzado. Rescate de su legado:Símbolo de ciencia y soberanía Rojas regresó a Venezuela en 1972. Intentó fundar un centro de investigaciones en astrofísica, pero el proyecto nunca se materializó por falta de apoyo institucional. Se dedicó entonces a la docencia en el Instituto Pedagógico El Mácaro, en Aragua, y trabajó como asesor en el Ministerio de Educación, en labores que quedaron invisibles para la opinión pública. La tarea de rescatar su memoria ha sido posible gracias a la investigación del escritor e investigador hispano-venezolano Pierre Monteagudo, quien durante más de dos décadas recopiló archivos, testimonios y documentos hasta publicar en 2016 Expediente Rojas, considerada la biografía oficial del científico. Monteagudo logró que, mediante la Ley de Libertad de Información (FOIA) en Estados Unidos, la NASA desclasificara en 2019 los reportes técnicos elaborados por Rojas. Así quedó demostrado que sus aportes no
Jorge Troconis: Que la UNC cuente con los profesionales del IVIC es una fortaleza
Nacido en la ciudad con la Plaza Bolívar más grande del país (hay más de mil) el camino seguido por Jorge Troconis hasta hacerse investigador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), titularse como doctor en Física y ser profesor de la Universidad Nacional de las Ciencias “Dr. Humberto Fernández-Morán” (UNC), podría ilustrase con la alegoría de una luz estelar viajando hasta el presente. Desde niño este maracayero se interesó por la ciencia, aunque en su familia solo un tío se había dedicado a la química. Su madre trabajaba en los tribunales, pero él creció preguntándose cómo se forman los planetas, de dónde venimos, cómo ocurrió el proceso de evolución. En la Prueba de Actitud Académica, sin dudar, eligió como primera opción estudiar física en la Universidad Central de Venezuela y como segunda, física en la Universidad de los Andes (ULA). En la última resultó aceptado y la alegría vino acompañada con el planteamiento de un problema. “Cuando salieron los resultados me dijeron que quedé en la ULA, pero que tenía que ir a Mérida a presentar la prueba psicológica. Yo vivía en Maracay. Mi mamá no tenía para pagar el traslado para allá, ni una residencia, ni nada. Entonces quedé más o menos en el aire”. Afortunadamente, su profesor de Física del liceo le habló de la convocatoria a una nueva Facultad de Ciencias en la Universidad de Carabobo (UC). Estaban en la fase de selección de candidatos para la escuela de Física y fue aceptado. Tenía diecisiete años. Debió inscribirse con un permiso especial de su progenitora, una guerrera aragüeña que lo ha apoyado desde su infancia en todos sus proyectos con amor de madre. Igual lo ha hecho con su hermano menor. Como la luz de las estrellas ante el espectrograma, Jorge Troconis muestra con orgullo su origen humilde y deja entrever en la entrevista de qué elementos está formado. Huella digital estelar El trabajo de pregrado de Jorge fue con “simulaciones computarizadas de dinámica molecular” (DM). “Mi tesis tenía que ver con la dispersión de partículas con centros ordenados y desordenados. Era una simulación muy simple donde podía ver cómo una partícula lanzada a un sistema llegaba y quedaba atrapada, como rebotando en la superficie”. Licenciado en Física por la UC se vino a estudiar al IVIC donde cursó una Maestría en Física Fundamental orientando su trabajo hacia la astrofísica. La explicación de su tesis puede resulta asombrosa. Examinar los espectros de la luz estelar captada por el telescopio, permitió a Jorge calcular el hierro presente en la composición de una estrella. –¿Acaso puede saberse de qué elementos está formada una estrella por el estudio de su luz? –La intensidad de la luz es como una huella digital. Realmente uno lo que mide es la longitud de onda de la luz. Mi modelo era un modelo teórico que calculaba los niveles de energía y la probabilidad de transición para el hierro. Si vemos los átomos como si fueran una escalera donde la parte más baja sería el núcleo y cada escalón un nivel de energía, la probabilidad de que un electrón salte de un escalón a otro es lo que uno mide en cuántica. Cuando un electrón va de un nivel más alto a un nivel más bajo desprende un fotón, un rayo de energía, y el hierro tiene un comportamiento particular en ese salto. Uno intenta establecer esos saltos de energía y ver exactamente, cuál es la probabilidad de que ocurran”. A simple vista este saber estelar pareciera tener pocas aplicaciones terrestres, pero no es así. Las espectrometrías de la luz, aparte de resultar efectivas para entender la composición química de una estrella, sirven para entender la composición química y la mecánica de cualquier fenómeno. Por ejemplo, los procesos de contaminación o la creación de nuevos materiales. Culminada su maestría, Jorge Troconis quiso continuar su doctorado con estudios de Astrofísica, pero su tutor, el Dr. Leonardo Di Girolamo Sigalotti, en ese momento investigaba sobre procesos de formación estelar y lo puso a resolver ecuaciones de mecánica de fluidos. “Estábamos en 2012. Se estaba levantando el Laboratorio de Física de Fluidos y Plasmas y el doctor Sigalotti me dice: ‘Bueno, vamos a comenzar con esto’. Era un código donde se simulaban las ecuaciones de mecánica de fluidos para la evaporación de gotas. ‘Si aprendes estas ecuaciones vas a poder hacer lo mismo con la formación estelar, porque son las mismas ecuaciones, solo que hay que cambiar algunos parámetros’, me dijo. Al final tengo más de diez años trabajando con esas goticas y he dejado un poco de lado la Astrofísica”. –¿Cuál es tu proyecto de investigación actual? –Estoy trabajando en lo que es la parte de cambio de fase, esencialmente, lo que es descomposición espinodal: cómo es el proceso de cambio de fase de un líquido a gas. Siempre nos enseñan desde el colegio que existen tres fases; sólido, líquido y gaseoso, pero el detalle para pasar de un estado a otro no está tan claro. En mis últimos trabajos he estado viendo cómo la interfaz que se construye entre la fase líquida y la fase gaseosa sirve como una barrera… –¿Qué problema concreto puede resolver este estudio? –Está involucrado con casi cualquier sistema. Por ejemplo, cuando uno construye un semiconductor o algún nuevo material, este puede estar en una fase de interfaz. El material tiene una parte líquida y una parte gaseosa, pero hay como una zona que no es ni líquida ni gaseosa, sino una unión entre las dos, como una frontera. Entonces, esa frontera justamente es la que limita el paso de la parte líquida a la gaseosa y viceversa. –¿Si conoces esa frontera puedes calcular mejor la eficiencia de un sistema? –Podrías, por ejemplo, mejorar la eficiencia de los motores. Recuerda que un motor consiste en la inyección de un combustible con oxígeno y tienes una chispa que hace que el oxígeno con el combustible se queme. Eso es justamente lo que produce la combustión y hace el movimiento de los
Ana Ramos: Mejorar los alimentos con ciencia aplicada: un océano de oportunidades
Los estudiantes de la novedosa experiencia que representa la Universidad Nacional de las Ciencias «Humberto Fernández-Morán» recibirán conocimientos de primera mano en carreras no tradicionales (ni convencionales), a cargo de investigadores e investigadoras como Ana Indira Ramos y otros científicos y científicas. Esta generación de fundadores y fundadoras tendrá la misión de asegurarse de que lo enseñado no se quede como información muerta dentro de las aulas, sino que estudiantes y profesores serán el punto de partida para que los novísimos pupilos y pupilas, realicen experimentos en el territorio y en los laboratorios. Ana Ramos es jefa del área de Ciencias del Agro y del Mar en la nueva universidad. En el IVIC forma parte del Centro de Estudios Oceanología y Estudios Antárticos. “Se trata de un mundo multidisciplinario”, afirma la profesora Ramos, quien desde que comenzó a trabajar en su área de estudio lo hizo poniendo en práctica los conocimientos científicos que adquiría para mejorar la calidad de vida, optimizando el consumo de especies locales, en principio de algunas comunidades del oriente del país, específicamente del estado Monagas. Allí trabajó como directora del Laboratorio de Microbiología junto con el gobierno local, en la inspección de los expendios de alimentos. Su misión fue realizar análisis de su calidad microbiológica y su inocuidad alimentaria, en cumplimiento de las normas de Covenin (Comisión Venezolana de Normas Industriales), que ahora cambió a “Servicio Desconcentrado de Normalización, Calidad, Metrología y Reglamentos Técnicos de Venezuela” (Sencamer). También se dedicó a realizar experimentos, en el mismo campo, con los denominados “alimentos de cuarta generación”, que no son más que aquellos productos que han sido pelados y cortados y que se almacenan para consumo posterior. “Realicé investigaciones sobre los efectos de la luz ultravioleta en la preservación de frutas frescas cortadas o mínimamente procesadas”, dice la profesora Ramos. Explica que la luz ultravioleta es un elemento térmico de conservación de alimentos que no presenta ningún incremento de temperatura al momento de ser utilizado en la conservación de estos productos, porque permite que los mismos mantengan sus características sensoriales, físicas y químicas sin modificaciones en un plazo de tiempo de consumo óptimo que oscila entre los 10 y 20 días. Estos experimentos los realizó utilizando mango, patilla y piña con excelentes resultados. Posteriormente realizó investigaciones en el Centro Oceanográfico con un proyecto llamado “Valoración y Aprovechamiento de Recursos Marinos”, junto con las comunidades pesqueras que hacen vida en Higuerote, estado Miranda, en las zonas de Playa Valle Seco y en la Laguna La Reina. En conjunto se realizaron varias líneas de investigación, por ejemplo, en estudios sobre el aprovechamiento integral del guacuco para la seguridad alimentaria y la obtención de productos químicos de valor agregado, buscando un sentido práctico de producción con una relación directa con esa comunidad. Esta investigación contempló el aprovechamiento del tejido duro de ese molusco, que es una fuente rica en calcio, cloruro de calcio y carbonato de calcio, que pueden ser aprovechados por la industria farmacéutica y por la industria del papel. Los habitantes de Higuerote también sistematizaron los procesos de etiquetado y empaquetado para la conservación de otros productos como pescados y mariscos. Todas estas investigaciones fueron posibles a través de un proyecto al que nombraron “Capacitación y seguimiento para productos etnogastronómicos provenientes de la Laguna La Reina y Playa Valle Seco en Higuerote, estado Miranda”. Allí se investigó sobre la variedad alimenticia y productiva de esa comunidad, contando con el apoyo del Instituto Nacional de Investigaciones Científicas (IVIC), quien cuenta con una estación experimental en esa zona. Las comunidades participantes pudieron fortalecer su economía y mostrar avances importantes que aportan al entramado productivo del país. De Monagas para el océano Ana Indira Ramos nació en Temblador, estado Monagas, y allí vivió hasta los 14 años de edad con su madre, Ana Celis Villarroel, quien se dedicaba al trabajo del hogar. Su padre, Freddy Ramos, fue maestro, y su hermana Ana Karina Ramos es Ingeniera Agrónoma; allí estudió la primaria y parte de la secundaria. A los 15 años de edad se mudaron para Maturín, ciudad también oriental en la concluyó el bachillerato e ingresó a la Universidad de Oriente (UDO). En principio quiso estudiar medicina, sin embargo el camino que se abrió ante ella fue otro porque ingresó en la carrera de Biología culminando la primera etapa de sus estudios en Maturín. Luego continuó su carrera de pregrado en el estado Sucre, en otro núcleo de la UDO en el cual –confiesa– terminó enamorada de su profesión, obteniendo el grado en Biología Experimental con una tesis orientada a la tecnología de alimentos, que mucho tuvo que ver en el desarrollo posterior de su formación académica. Para el año 1996, vuelve al núcleo de la UDO en Monagas con la meta de hacer un postgrado, pero fue aceptada como profesora a tiempo completo; allí enseñó sobre microbiología general y de alimentos por 25 años, hasta que logró su jubilación. Fue en el núcleo del estado Anzoátegui donde culminó su maestría en Ciencias de los Alimentos. Posterior a ello y sin perder mucho tiempo, Ramos aprovecho los planes de financiamiento que ofrecían en la universidad para profesores de dedicación exclusiva y contactó a Olga Martín Belloso, una destacada investigadora científica especializada en ciencias y tecnologías alimentarias de la Universitat de Lleida (Catauña, España), quien la aceptó en su equipo de trabajo. Ana Ramos cursó paralelamente y obtuvo nuevos títulos con otra maestría basada en una tesis sobre Innovación de Investigación y Producción Alimentaria, y finalmente el doctorado del cual se graduó con el nivel de Cum Laude, en el área de Ciencia y Tecnología Agraria y Alimentación, logros obtenidos entre los años 2008 al 2012. También tuvo la oportunidad de hacer publicaciones en revistas científicas internacionales como Microbiology Foods Journal y en la revista “Saber”, con un artículo titulado Foods Control. El nivel de compromiso y trabajo en esa universidad española fue reconocido cuando le otorgaron el premio “Jade Plus”, que va dirigido a profesores latinos por su labor y consiste en
















