En el centenario de su nacimiento, el nombre del Dr. Humberto Fernández-Morán cobra renovada fuerza en Venezuela como símbolo de un país que reafirma su apuesta por la ciencia, la innovación y la soberanía tecnológica. Visionario, inventor, humanista, y ferviente patriota, Humberto Fernández-Morán dedicó su vida a una idea simple y poderosa: el conocimiento como herramienta de transformación y emancipación de los pueblos.
Como parte del rescate de la memoria de este insigne científico venezolano, el Gobierno Bolivariano ha impulsado diversas iniciativas para dar a conocer su legado. La creación de la Gran Misión Ciencia, Tecnología e Innovación Dr. Humberto Fernández-Morán, la Sala en el Instituto de Investigaciones Científicas (IVIC), y la creación de la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán (UNC), consolidan una política de Estado basada en honrar su pensamiento: formar una Venezuela libre y justa desde la ciencia.
De niño prodigio a neurocirujano de prestigio mundial
Nacido el 18 de febrero de 1924 en Maracaibo, estado Zulia, Humberto Fernández-Morán, mostró desde su infancia una extraordinaria aptitud para el pensamiento lógico, los idiomas y los oficios mecánicos. A los nueve años tradujo el manual de una máquina alemana y logró repararla. A los 15 ingresó a la universidad, y a los 20, en plena Segunda Guerra Mundial, se graduó Summa Cum Laude como médico en la Universidad de Múnich. De regreso a Venezuela, revalidó su título en la Universidad Central de Venezuela (UCV) también con honores. Posteriormente, alcanzó el doctorado en biofísica en Suecia, a los 35 años aparecía como uno de los tres mejores neurocirujanos del mundo.
Este talento y personalidad descollante, es descrito con admiración por la Prof. Ana Caldera, directora de la Biblioteca Marcel Roche del IVIC, al expresar que “era un hombre extremadamente organizado. Sus diarios, escritos en varios idiomas y codificados por colores, reflejan no solo método, sino sensibilidad intelectual. Su archivo incluye desde obras científicas hasta libros sobre pintura, música e historia de los próceres venezolanos”.
Ciencia e innovación al servicio de la humanidad
Humberto Fernández-Morán transformó el curso de la ciencia venezolana y mundial. Fundó el Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (IVNIC), en la actualidad IVIC, y diseñó el primer reactor nuclear de América Latina, inaugurando una nueva era científica nacional. Pero su genio no se limitó a grandes instalaciones.
Desarrolló más de 40 patentes que destacan y tienen aplicación global, entre las cuales podemos mencionar: la ultramicrotomía y la cuchilla de diamante que revolucionó la microscopía electrónica; la crioultramicrotomía y crioultramicroscopía, base de técnicas modernas de diagnóstico ocular y tratamientos contra el cáncer y el descubrimiento de las «Partículas Fernández-Morán», estructuras que explican cómo las células cerebrales producen energía.
Al respecto, Gloria Carvalho, investigadora y autora del libro sobre el legado de Humberto Fernández- Morán, “Descubrir lo invisible. Humberto Fernández-Morán, el tecnólogo atómico”, destaca que muchas tecnologías actuales también se deben a su genio, al afirmar que “las impresoras térmicas de los puntos de venta, los implantes cerebrales, la resonancia magnética, las memorias miniatura, todos son inventos de Fernández-Morán. Pero lo más impresionante es que muchos de estos avances no fueron patentados. Él creía que el acceso gratuito al conocimiento era la máxima expresión de libertad”.
Entre la NASA y el Nobel
Por su trabajo científico, Humberto Fernández-Morán alcanzó importantes posiciones en instituciones pioneras en el mundo. Fue investigador jefe del Proyecto Apolo 11, contribuyendo al análisis de rocas lunares mediante técnicas propias. Participó en la creación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), colaboró con grandes personalidades del ámbito científico del siglo XX como Albert Einstein, Lise Meitner y Mane Siegbahn.
Fue nominado en múltiples ocasiones al Premio Nobel, pero nunca lo recibió. Se negó a nacionalizarse estadounidense para cumplir con los requisitos formales de la NASA, demostrando su inquebrantable fidelidad a su nacionalidad y a su patria. Sin embargo, le fueron otorgados numerosos e importantes reconocimientos internacionales, entre los cuales podemos mencionar: Caballero de la Orden Polar, conferida por el Rey de Suecia en 1952; Premio John Scott, entregada por la ciudad de Filadelfia en 1967; y el Premio IR 100 concedido por el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) en 1979.
Como bien apunta Carvalho, nuestro científico venezolano “era un físico nuclear con la vocación y el amor por el prójimo de un médico. Su compromiso con el conocimiento libre y su país fueron sus mayores premios”.
Carvalho profundiza aún más sobre su talante patriótico al revelar que a través de la investigación sobre su vida, “descubrimos al hombre profundamente bolivariano, que cerraba todos las conferencias con pensamientos del Libertador”
Un científico bolivariano
En Ginebra, en 1955, durante un debate sobre energía nuclear, Humberto Fernández- Morán, dejó en claro que el conocimiento debía ser una herramienta de liberación colectiva al considerar que “entre las aportaciones de mayor trascendencia que se derivarán de las ciencias nucleares, figurará el encauzamiento de la capacidad intelectual latente en las nuevas generaciones por los senderos del pensamiento claro, de la encuesta crítica y de la institución legítima”.
En reconocimiento a este eminente científico y a su vida ejemplar, en diciembre de 2024, mediante el Decreto N.º 5.055, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro Moros, firmó la creación de la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán cuya sede está ubicada en los Altos de Pipe, el mismo lugar donde el científico fundó su instituto en los años 50. Se trata de un proyecto que constituye un hito en la educación superior de Venezuela y encarna la visión transformadora del conocimiento, la ciencia y el país de Fernández-Morán.
La rectora y ministra del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Gabriela Jiménez Ramírez, ha señalado que “la ciencia nuestra se mide desde nuestros pies, desde nuestras raíces, de como sentimos, cómo amamos, como pensamos».
“A 26 años de su fallecimiento, con los tiempos cumplidos para la investigación académica, científica y cultural de lo que significa el patrimonio que representa un hombre tan extraordinario del que le estoy hablando con profundo sentimiento y emoción, el Dr. Humberto Fernández-Morán acude al Panteón Nacional”, manifestó durante el acto, que conmemora el legado del Dr. Humberto Fernández-Morán
La UNC tiene como objetivo formar científicos, técnicos y pensadores con sentido crítico, ética pública y compromiso social, a través de innovadores programas académicos que priorizan áreas estratégicas para el país como energía, salud, tecnología y educación.
En el referido decreto que representa el documento fundacional de la UNC queda expresado lo siguiente: “Nombrar una universidad en su honor no es solo un acto simbólico. Es el reconocimiento a quien estableció las bases de la ciencia moderna en Venezuela, y defendió la educación como vía para la emancipación de los pueblos”.
El honor de que una universidad lleve su nombre, viene a complementar uno de sus mayores deseos que su legado volviera a su “amada Patria, la Patria de Bolívar”. Hoy, Fernández-Morán reposa en el Panteón Nacional de Venezuela, junto a sus héroes y modelos: Simón Bolívar y Antonio José de Sucre .El insigne científico muere en Suecia en 1999.
“Hay que luchar con talento”, solía decir. Su vida es el testimonio de ese principio. En tiempos donde la ciencia enfrenta desafíos éticos, económicos y sociales, Venezuela rescata el pensamiento de uno de sus hijos más brillantes para proyectar el país hacia el futuro.
En Humberto Fenández – Morán convergen el rigor científico y la convicción bolivariana. Su obra no solo cambió la ciencia, también nos recuerda que el conocimiento, cuando se ejerce con libertad, ética y amor a la patria, puede transformar el destino de una nación.
Prensa UNC/ YA




