En la historia contemporánea de la medicina venezolana, pocas figuras alcanzan la trascendencia del Dr. Jacinto Convit García (1913-2014). Científico, docente y reformador de la salud pública, su legado se erige como un referente de excelencia académica, rigurosidad científica y compromiso social. Su vida, dedicada a combatir enfermedades desatendidas, se convirtió en un puente entre la ciencia de laboratorio y las necesidades más urgentes de la población
Reconocido internacionalmente como pionero de la inmunoterapia y reformador de la salud pública, contribuyó a la construcción de instituciones sólidas con una praxis humanista que dignificó a miles de pacientes dentro y fuera del país. Su labor, que abarcó la lucha contra la lepra, hasta la investigación sobre el cáncer de mama, sentó las bases para un sistema de atención médica y de investigación que sigue impactando de manera positiva la vida de la población.
Formación académica y vocación social
Jacinto Convit nació en Caracas, el 11 de septiembre de 1913, en el seno de una familia de inmigrantes. Estudió en el Colegio San Pablo y posteriormente en el Liceo Andrés Bello, donde recibió la influencia de destacados educadores como Rómulo Gallegos, escritor y futuro presidente de Venezuela, quien le inculcó un profundo sentido ético y humanista.
En 1932 ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), y en 1938 obtuvo el título en Filosofía y Doctor en Ciencias Médicas tras presentar su tesis sobre fracturas vertebrales. Desde sus años de estudiante mostró un interés especial por la medicina social, colaborando en la Leprosería de Cabo Blanco, centro que estuvo ubicado en el hoy conocido estado La Guaira, donde atendió directamente a pacientes marginados y confinados. Allí aprendió, como él mismo confesó, “a cuidar a los pacientes desempeñando labores de médico, juez, odontólogo y consejero, que sirvieron ampliamente para enriquecer mi conocimiento sobre la enfermedad y profundizar sobre el aspecto humano de los enfermos”.
Revolución en la atención sanitaria
El Dr. Jacinto Convit lideró una transformación histórica en la lucha contra la lepra. Su propuesta de sustituir la reclusión en leproserías por tratamientos ambulatorios y humanizados convirtió a Venezuela en el primer país del mundo en cerrar oficialmente estos recintos. El modelo se expandió luego a otras enfermedades endémicas como la leishmaniasis y la oncocercosis, marcando un cambio estructural en la política sanitaria nacional. Este cambio, además de un importante avance clínico y de tratamiento de la salud, representó un acto de justicia social, redujo la estigmatización y marcó un hito en la historia sanitaria mundial
Asimismo, propuso el Plan General de Lucha Antileprosa, el cual presentó ante la Comisión Planificadora de Instituciones Médicas Asistenciales del antiguo Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, enfatizando la manera como debía ser organizado el servicio sanitario para controlar la lepra, así como medidas de educación para la población.
La Red Nacional de Dermatología Sanitaria, que impulsó el doctor Convit, aseguró la cobertura en los servicios de dermatología médica y epidemiológica en todo el país.
El avance científico del Dr. Convit lo llevó a utilizar modelos experimentales innovadores, como el empleo del armadillo sabanero (Dasypus sabanicola), en el cual logró reproducir el Mycobacterium leprae y obtener cantidades suficientes de la bacteria para estudios. Esto le permitió desarrollar en 1980 la primera vacuna terapéutica contra la lepra, combinando el bacilo muerto por calor con la vacuna BCG.
Su vanguardista labor científica no se limitó a la lepra. Aplicó la misma lógica a la leishmaniasis cutánea localizada (LCL), logrando en 1986 una inmunoterapia efectiva, reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como parte de la primera generación de vacunas contra esta enfermedad. Estas innovaciones hicieron del Dr. Convit un pionero mundial en el campo de la inmunoterapia aplicada a enfermedades infecciosas, sirviendo de modelo para otros países de Latinoamérica.
Reconocimiento nacional e internacional
Asimismo, el Dr. Convit recibió merecidos reconocimientos nacionales e internacionales entre los que podemos mencionar:
- Premio Luis Daniel Beauperthuy, otorgado por la Sociedad Venezolana de Microbiología (1972).
- Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica (1987).
- Premio José Gregorio Hernández, otorgado por la Academia Nacional de Medicina de Venezuela (1988).
- Nominado al Premio Nobel de Medicina (1988)
- Premio Abraham Horwitz (OPS, 1989)
- Premio México de Ciencia y Tecnología (1990)
- Héroe de la Salud Pública de las Américas (OPS/OMS, 2002).
- Premio Academia Mundial para las Ciencias, otorgado por The World Academy of Sciences (2006)
- Orden de la Legión de Honor de Francia (2011).
- Dirección del Centro Colaborador OMS para Lepra (1971-2014).
- Icono y Leyenda Latinoamericano. Premio Regional Innovadores de América (2016).
- Publicación de más de 200 artículos científicos, el último en 2013, a sus 99 años de edad.
Continuidad del legado
El incansable trabajo de Convit continuó hasta sus últimos días, a los 98 años, el insigne científico venezolano cofundó la Fundación Jacinto Convit, que desde 2016 opera como centro de investigación independiente. Esta institución desarrolla importantes proyectos a través de la Unidad Experimental de Inmunoterapia y la Unidad de Diagnóstico Molecular, además de programas de educación y formación.
La Fundación ubicada en la primera avenida Montecristo, en el estado Miranda – Caracas, ofrece servicios gratuitos a comunidades vulnerables y ha registrado secuencias genéticas en bases de datos internacionales como GenBank garantizando así, la vigencia de la metodología Convit.
Su último estudio lo publicó en 2013 a la edad de 100 años. A partir de sus investigaciones planteó una terapia autóloga para el tratamiento del cáncer de mama. Esta propuesta fue publicada en la Gaceta Médica de Caracas en el 2006 y ampliada en el 2008, publicando protocolos experimentales en la Gaceta Médica de Caracas.
Aunque el trabajo científico le valió un gran prestigio internacional y lo postuló para los más altos reconocimientos, con la humildad y claridad de quien considera la ciencia como servicio, llegó a decir, “el premio Nobel no me quita el sueño la cura contra el cáncer si”.
El talento, sensibilidad y la formación académica de Convit lo llevó a ser más que un investigador. Además de un brillante científico, fue un constructor de instituciones, un educador de generaciones y un humanista comprometido con los más vulnerables. Su legado perdura en la formación académica, en la estructura sanitaria nacional y en la investigación biomédica contemporánea.
Hoy, a los 112 años del nacimiento del Dr. Jacinto Convit, la Universidad Nacional de las Ciencias Dr. Humberto Fernández-Morán honra su memoria y le rinde homenaje al “héroe de la salud pública” como una figura ejemplar que continúa iluminando el camino de la medicina social y la educación científica en Venezuela y América Latina.
Prensa UNC / YA

















